Anotaciones en el camino...

Los cristianos tenemos un gran mandamiento: Amar a Dios por encima de todas las cosas. Para ello, primero hay que creer en Él y conocerlo; buscarlo y encontrarlo. Estas Anotaciones son solo una invitación para que realices, si no lo has hecho antes, tu propia búsqueda de Dios, de su Palabra, de su Espíritu y puedas conocerlo y amarlo personalmente. Lo que importa es que emprendas ese camino de búsqueda y escribas tus propias anotaciones y las guardes siempre en tu mente y tu corazón.

Moisés y Jesús: la Ley, el Amor y la Fidelidad



Dios nos había dado la Ley por medio de Moisés, pero por Cristo Jesús llegó el Amor y la Fidelidad. Juan 1,17

En Él estaba la plenitud del Amor y la Fidelidad. 
Juan 1,14

Pues la Ley entera está en una sola frase: Amarás a tu prójimo como a ti mismo
Gálatas 5,14

Lo que si importa es tener la fe que actúa mediante el amor. 
Gálatas 5, 6

Yavé pasó entonces por delante de Moisés y dijo con voz fuerte: “Yavé, Yavé, es un Dios misericordioso y clemente, tardo a la cólera y rico en Amor y Fidelidad. El mantiene su benevolencia por mil generaciones y soporta la falta, la rebeldía y el pecado, pero no los deja sin castigo, castigando las injusticias de los padres en sus hijos y nietos hasta la tercera y la cuarta generación. Éxodo 34, 6-7

Moisés conoció el verdadero espíritu de santidad y de Amor de Dios hacia los seres humanos.


·         Dios da a conocer a la humanidad su verdadero Espíritu, su Espíritu Santo, su gran Espiritu de Amor, primero a través  de Moisés, luego a través de los profetas, y finalmente, con mayor claridad, a través de Jesúcristo. Posteriormente los Apóstoles se encargarán de difundirlo.

Mi religión



Busca a Dios en donde creas que pueda estar. Pero búscalo.

No ignores su existencia, porque tu vida y todo lo que te rodea no surgieron de la nada, ni de manera espontánea.

Hay lógicamente alguna inteligencia superior a la nuestra, que puede explicarnos todo aquello que por nuestras limitaciones no podemos entender.

Busca a Dios, ése es el objetivo. Si lo encuentras, seguramente te alegrarás.

Si no lo encuentras,  es simplemente porque no te propusiste hacerlo de verdad. Dios se manifiesta a quienes lo buscan con sinceridad y humildad.

Haz que tu vida sea un camino para encontrarte con Dios.

Dios se encuentra en todo lo que nos rodea, se manifiesta constantemente, aunque no lo veamos, ni lo podamos comprender del todo.

A medida que te vayas acercando a Él, sin dudas sentirás su presencia y en algún momento sabrás y te percatarás que ciertamente está muy cerca de ti.

Si lo buscas a través de las palabras de Jesús, los profetas y sus apóstoles, las cuales están escritas en la  Biblia,  verás cómo poco a poco se irá encendiendo una luz que iluminará toda tu mente y fortalecerá continuamente tu espíritu y tu corazón.

La búsqueda de Dios es un esfuerzo personal, de cada  uno de nosotros. Nadie lo puede hacer por ti, ni por mí, ni por otro.

Es tu propia voluntad y tu fe ante el Creador, lo que realmente cuenta. Esa es la verdadera religión, la manera como logras personalmente comunicarte, entenderte y vivir con tu Creador.

Cuando decidas ir hacia Él, Él también irá a tu encuentro. Será tu maestro, tu guía. Él directamente se hará cargo de ti, mientras no lo abandones.

Dios ama a sus creaturas y les da vida eterna a quienes finalmente lo encuentran y conviven de acuerdo con sus enseñanzas, con el mismo espíritu de santidad, de humildad y amor, que nos mostró a través de las palabras y el ejemplo de vida de Jesús de Nazaret.

Debemos hacer de nuestra vida un camino que nos conduce hasta Él. Solo basta que decidamos hacerlo y pongamos nuestra voluntad en lograrlo.

Dios nos alienta y nos espera siempre con todo su amor paternal, hasta que finalmente logremos perfeccionar la comunicación de nuestro espíritu con su Espíritu, y tengamos con Él un mismo y único espíritu de santidad.

Con Cristo surgió una nueva Alianza de Dios. Solo existirá un Templo, el gran Templo Espiritual conformado por todos los espíritus de quienes creen en Él, lo aman y siguen verdaderamente sus enseñanzas.

Los Templos materiales desaparecerán y no se hallarán más en su Reino.

No habrá Sumos Pontífices, ni intercesores ante Dios, más que Cristo, su Hijo.

No hay otro Santo Padre, más que el mismo Dios.

No hay sacerdotes,  ni levitas. Todos los seres humanos estamos al mismo nivel ante los ojos de Dios.
Nuestra religión consiste en aprender y seguir las palabras que nos enseñó Cristo.  Hay que seguir a Dios a través de las palabras de Cristo, que encontramos escritas en la Biblia.

Todo lo demás desaparecerá en virtud de la nueva Alianza de Dios: los ritos, cultos, sacramentos, ofrendas, sacrificios, ceremonias, altares y templos materiales. Nada de eso proviene, ni es mandato de Dios, ni de Cristo, de acuerdo con la nueva Alianza.

Todo eso, desaparece según la nueva Alianza porque no son mandatos de Dios.

Dios amará a quien lo ame sinceramente y con honestidad, y se apartará de quienes se aparten de Él.

A la salvación y el Reino se llega solamente a través de  una persona: Cristo; mediante la Gracia que nos concede Dios por Amor de su Hijo; y por nuestra propia conversión, al adoptar un nuevo espíritu y un corazón de santidad, siguiendo las enseñanzas de Dios.

Convertirnos significa que dejamos de ser lo que éramos antes y vivimos ahora con un espíritu renovado y de santidad.

Dios no pide  ofrendas, sino que seamos generosos con los demás.

Dios se comunica directamente con aquellos a quienes ama, y en su debido momento se hará sentir.
El Reino de Dios no está aquí o allá, porque ese Reino se encuentra dentro de nosotros.

Estaremos en el Reino de Dios cuando hayamos adoptado y vivamos de acuerdo con el espíritu de santidad de Dios, el que nos mostró Cristo con sus palabras y su ejemplo, tanto en su vida pública como en su vida privada.

Nada que sea distinto a lo que Cristo nos enseñó, proviene de Dios. Estemos claro con eso.

El camino que nos conduce a Dios es el camino de nuestra propia conversión de espíritu. 

Y ese camino es  el que nos mostró Cristo. No es un camino fácil, pero no hay otro que nos conduzca a nuestro Dios Padre.

Vivir en el Reino de Dios es vivir en esta vida terrenal conforme a los mandatos de Dios, con un espíritu de verdadera fraternidad, humildad y generosidad, tal como lo hizo el buen samaritano, y no como el levita y sacerdote que siguieron de largo su camino sin atender a quien realmente los necesitaba.

No es difícil saber quiénes están con Dios y quiénes no. Observa solamente lo que dicen y cómo viven.

Hay que vivir lejos de la codicia, la envidia, la vanidad y la soberbia. Nuestra religión se hace visible en la forma como vivimos y nos relacionamos con los demás.

Hay que vivir con bondad y apartándonos de la maldad, sea donde sea que ésta se encuentre.

En nosotros no debe haber violencia de ninguna clase, solo el esfuerzo diario de convertirnos y mantener nuestro espíritu como el mismo Espíritu Santo de Cristo y de Dios.

En esto creo firmemente, son mis creencias y mi única religión.








Un camino lleno de dificultades







El camino para llegar hasta el Reino de Dios es difícil, lleno de pruebas, porque Dios quiere estar seguro de nuestra voluntad y motivación para llegar hasta Él. Para eso, es necesario cambiar casi radicalmente nuestra forma de ser y de actuar, se requiere un cambio profundo de nuestro espíritu y de nuestro corazón. 

Y este proceso de cambio tiene sus propias dificultades. El cambio de nuestro espíritu y de nuestro corazón es el camino que mostró Cristo para llegar al Reino de la Paz, donde habita Dios, y se trata de un cambio personal que  debemos realizar conscientes de estar ante la presencia del mismo Dios, y de Cristo, como nuestro único intercesor. 

Es un cambio consciente de que Él, nuestro Dios, está presente ante nosotros y aunque no lo podamos ver, Él estará ahí desde el mismo momento que decidamos seguir el camino hacia su Reino.

Pero irremediablemente, es un camino que deberá tomar cada uno personalmente, nadie más lo puede hacer por nosotros. Podemos buscar y recibir ayuda del mismo Dios y de Cristo, pero  cada uno de nosotros habrá de emprender y tomar su propia decisión de seguir por ese camino de cambio, si es que realmente quiere llegar hasta Dios.

Hay que revestirse  de un nuevo espíritu, del mismo Espíritu de Dios, de su Espíritu Santo, que es un espíritu lleno de amor y bondad, de humildad, de misericordia, paciencia y tolerancia hacia los demás. Apartado de la maldad y de toda violencia. Es el mismo espíritu de santidad de Cristo, que nos mostró con su vida y sus enseñanzas, el Espíritu Santo. Ese es el Espíritu Santo de Dios, que es el mismo Espíritu Santo de Cristo. Y es precisamente ese mismo Espíritu de Santidad, el que Dios y Cristo poseen, el que ellos quieren que nosotros también adoptemos.

Llegaremos al Reino cuando nuestro espíritu sea el mismo espíritu de santidad de Dios y de Cristo. Estaremos en el Reino, cuando aprendamos a vivir con ese mismo espíritu de santidad, cuando seamos santos, como Santos son Dios y Cristo. Y ese es nuestro reto, por supuesto que difícil de alcanzar, pero tenemos la seguridad  de que sí podemos llegar hasta allá, en la medida que persistamos y pongamos toda nuestra voluntad en ese objetivo: nuestra propia santidad de espíritu.

Sabremos que estamos ante la presencia de Dios y en su Reino espiritual, cuando logremos vivir y ser en esta Tierra, tal como si ya estuviéramos viviendo en ese Reino, ante Dios y en la presencia de nuestro único abogado: Cristo.

Desde el momento en que realmente y de manera consciente comenzamos a vivir con el mismo espíritu y corazón de Cristo, que es el mismo Espíritu y Corazón de Dios, su Espíritu Santo, desde ese mismo momento estaremos viviendo en el Reino de la Paz. No es después de la muerte cuando llegamos al Cielo, es en esta vida, y justamente en este mundo, cuando tenemos la oportunidad de llegar hasta Dios, de estar presentes y en contacto directo con Él.

Después de muertos, solo vendrá el juicio sobre lo que hicimos con la vida. Si seguiste el sendero del bien y viviste en este mundo de acuerdo con el espíritu de la bondad, del amor y la humildad, que en esencia es el espíritu de santidad de Dios y de Cristo, despertarás nuevamente y ya de manera definitiva en el Reino, ante la presencia de Dios, quien no solo te resucita, sino que te otorga como premio la Vida Eterna. Si por el contrario, te dejaste llevar por el mal, el odio, la soberbia, y la violencia, dañando y perjudicando a los demás durante tu vida en este mundo, solo serás conducido a la segunda y definitiva muerte.

Lo que diste en esta vida a los demás, te será dado de regreso. Si fuiste misericordioso, recibirás misericordia; si fuiste compasivo, recibirás compasión. Si fuiste indiferente, recibirás indiferencia. Si sembraste odio y separación entre tus hermanos, recibirás ese mismo odio y serás separado definitivamente de los santos.

Solo llegarán y se quedarán en el Reino de Dios, quienes supieron vivir en este mundo guiados por la bondad y apartados de todo vestigio de maldad. Los que siguieron el espíritu del buen samaritano, y no siguieron el ejemplo de aquel levita o del sacerdote, quienes actuaron indiferentes a su prójimo, y que no en balde nos lo narra Cristo en una de sus parábolas.

"Dios ha puesto ante ti el agua y el fuego, lleva tu mano a lo que quieras. Ante el hombre está la vida y la muerte: lo que prefiera cada cual le será dado."(Escl 15,16-17)


Vivir con Dios... Hablar con Dios




Cuando quiero hablar con Dios,  simplemente hablo
Cuando quiero hablar con Dios, a veces…  me callo
Y elevo mi pensamiento
Pido ayuda en mi sufrimiento
Él es Padre y siempre escucha…  mi corazón

Cuantas veces hablando con Dios… desahogo y lloro
E imploro alivio en Él para mi corazón
Y entonces siento Su presencia, su amor y luz tan intensa
Que ilumina mi rostro y alegra mi corazón

Cuanta Paz…!  Cuanta Luz…!
Dios nos muestra y enseña el camino, que a Él nos conduce
Dios de Paz… Dios de Luz…
Dios nos dice que a Él se llega… siguiendo a Jesús!

Es lindo hablar con Dios en cualquier momento
Dios que ve a una hoja que cae y la eleva al viento
Y no existe un lugar donde no esté, y no pueda escuchar mi voz
En el cielo o en la tierra, está dentro de  mí

Cuanta paz…!  Cuanta luz…!
Dios nos muestra y enseña el camino que a Él nos conduce
Dios de Paz…! Dios de Luz…!

Dios nos dice que a Él se llega... siguiendo a Jesús!



Dejadme la Esperanza!


El Templo en el Reino




Existen las sombras porque existe la luz;
existe el pecado porque existen las leyes; 
existe el mal porque existe el bien.

Cada persona decide si quiere 
vivir en la luz o en la sombra; 
en el pecado o acorde con la Ley de Dios; 
si con el bien o con el mal.

Es su libre potestad 
y cada quien debe asumir la responsabilidad 
y las consecuencias de  su eleccion.

La diferencia radica en vivir o no vivir con Dios.

Punto de no retorno





Cuando piensas que has llegado al final de camino  que conduce al Reino de Dios,  alguna vez te darás cuenta,  que no es así  y que, por el contrario,  aún te faltan muchas otras montañas,  mares, selvas y desiertos  que atravesar.

Sin embargo,  habrá  un momento,  un instante casi imperceptible,  - mágico - en el que te percatas  que ya estás  en un punto de no retorno.  En el que ya no hay regreso posible.

 Es porque tu Dios Padre te sostiene con sus brazos.

Sientes entonces la cercanía a un sitio maravilloso,  
cuya atracción se percibe y te da más fuerzas  para seguir adelante.  Como si estuvieras  volviendo  a la tranquilidad del hogar,  a tu refugio de siempre,  allí donde te encuentras feliz y a gusto, y  de donde ya nadie  te puede sacar.

A partir de ese momento,  ya no hay pasado... todo te ha sido perdonado. 

Ahora solo queda por delante la imagen de vivir en el Reino de la Paz  
junto a tu Dios Padre. 

 Él equien vela por ti y siente la alegría de saber que finalmente estás llegando...

Llegas al Reino donde no hay leyes, ni pecado,  ni presiones,  ni maldad,  ni violencia.  Solo paz, bondad y armonía.  

Es el Reino de la Paz  al que has entrado por tu propio  esfuerzo, con tu espíritu renovado y limpio, gracias a la ayuda y guía  de Jesús y de Dios, tu Padre.

El pasado ya no cuenta. Estás en una nueva etapa,  
donde todo lo pasado pasó y se quedó atrás. 

Nuestro futuro  es la plenitud de esa felicidad, de haber encontrado y estar cerca de Dios y de su Hijo,  compartiendo con Ellos un mismo espíritu de santidad,  
su Espíritu Santo,  el Espíritu del  Amor Eterno  de Dios.

La lucha contra el espíritu del mal termina en algun momento, 
dejando el camino libre hacia el Reino de Dios.

El demonio tratará de arremeter una y otra vez, 
buscando cualquier pretexto en el pasado. 

Pero ya no hallará nada en el pasado
¡porque Dios lo ha borrado todo!

Pedimos perdón por todo el daño que pudimos causar en esta  lucha espiritual desenfrenada, que muy pocos están en capacidad de entender.

Ha sido una lucha tenaz, en la que muchas veces perdimos 
el control de nuestros propios actos.

Asimismo, perdonamos a todos los que voluntaria o involuntariamente 
nos hicieron daño. 

La vida sigue ahora por un rumbo distinto, hemos cambiado nuestro espíritu y nuestro corazón, que ahora solo tienen un destino: el que nos mostró Cristo…

Nuestro  Dios Padre y su Reino de Paz.


Mi refugio




Si Dios ha muerto en el corazón de  las religiones podemos estar seguros que ha de revivir en una nueva morada como nos enseña la historia de los orígenes de toda civilización, y esa nueva morada estará en el corazón del ser humano muy lejos de toda institución y de todo poder.


Mario Rodríguez.  Silo

El Camino

A Dios y a su Reino de Paz se le llega caminando. 

El camino a seguir, es el de la transformación constante de nuestro ser hasta llegar a la perfección espiritual.

Es un camino largo, lleno de tropiezos  y pruebas. 

No es un camino fácil, pero al final, tendremos la seguridad de que llegaremos al Reino con la ayuda del mismo Dios.

El primer paso es creer en la existencia de Dios, en el Supremo Ser y Creador, y comenzar a sentir su presencia en toda la naturaleza y en su grandiosa obra que nos rodea, y a través de la cual se nos manifiesta constantemente y en todas partes.

Mediante la transformación continua y progresiva de nuestra mente, de la forma de ser y de conducir nuestras vidas, es cómo podemos avanzar por el camino que nos lleva hasta Dios.

Y a medida que avanzamos, también vamos tomando mayor conciencia sobre  su existencia y de la comunicación que cada uno de nosotros puede tener con nuestro Supremo Creador.

Dios se comunica con quien lo busque y lo quiera conseguir verdaderamente. 

Quien lo busque con fe y humildad, lo encontrará con toda seguridad. Es un encuentro directo y personal con cada uno de nosotros, de Dios contigo, conmigo, con cualquiera que lo busque, siguiendo la Palabra de Cristo.

Caminar hacia el Reino es toda una experiencia, que tal vez comienza un día con una débil creencia, pero que termina en una comprensión sólida y absoluta sobre la razón de ser de nuestra existencia y nuestra vinculación personal con el Creador de la vida.

Al principio todo  parece incomprensible y lleno de dudas, sombras e  incertidumbres. Pero, poco a poco, Dios se nos va manifestando en la medida que vayamos estudiando, profundizando y comprendiendo su mensaje; justamente mediante la Palabra que nos ha dejado fundamentalmente a través de Cristo, los Profetas y los Apóstoles, y que cualquiera puede conseguir escrita y leer en la Biblia.

Dios ama a quien lo ame, y se deja conseguir por quienes lo buscan afanosamente. 

Dios ama hasta con celos a quienes aprenden  a vivir en este mundo como si ya hubiesen alcanzado el Reino de la Paz; el mismo Reino espiritual donde Él habita y al que nos invita para que vivamos allí eternamente. 

Vivir con Dios y para Dios




Vengan a mí los que se sientan cargados y agobiados porque yo los aliviaré. Carguen con mi yugo y aprendan de mí que soy paciente de corazón y humilde y sus almas encontraran alivio. Mateo 11, 28 – 30

Confía en Yavé sin reserva alguna: no te apoyes en tu inteligencia. En todos tus emprendimientos tenle presente y Él dirigirá todos tus pasos. Proverbios 3, 5-6

La Gracia del Señor rodea al que confía en Él. "Yo te voy a instruir, te enseñaré el camino, te cuidaré, seré tu consejero". Salmo 32, 8

Dios es el que dice: Nunca te dejaré ni abandonaré. Hebreos 13, 15

Jesús respondió: Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios. Lucas 18, 27

Todo lo puedo en aquel que me fortalece. Filipenses 4, 13   
    
Él por ser fiel y justo nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad. 1ª Juan 1,9

Ahora pues se acabó esta condenación para aquellos que están en Cristo Jesús. Romanos 8,1

Aquí esta el Señor Yavé que viene con mucho poder y que lo someterá todo con su brazo. Isaías 41,10

Tanto amó Dios al mundo que entregó  a su Hijo Único. Todo el que crea en Él no se pierda sino que tenga vida eterna. Juan 3,16

Les doy este mandamiento nuevo: que se amen unos a otros como Yo los he amado. Juan 13,34
  
Toda nuestra predicación tiene  por fin el amor que procede  de una mente limpia, una conciencia buena y una Fe sincera. I Timoteo

"Sabemos que todo lo escrito en tiempos pasados se escribió para nuestra instrucción, a fin de que mantengamos firme la esperanza, mediante la constancia y el consuelo que infunden las Escrituras" Romanos 15,4-6

Reconozcan por su  forma al Altar de Yavé que levantaron nuestros padres, no para ofrecer holocaustos o sacrificios, sino como señal de comunión entre nosotros. Josué 22, 28

No abandones el camino...



No abandones el camino

Por muy difícil que algunas  veces encuentres el camino, no lo abandones nunca…  continúa tu lucha por llegar hasta el final. Sin duda alguna, Dios te ayudará y compensará por eso.

Surgirán dudas, te cuestionarás y serás cuestionado por los otros. Probablemente no encontrarás respuesta para todas tus inquietudes, que serán muchas.

Caerás, una y otra vez. Sentirás la fatiga, el agotamiento, el cansancio, la debilidad… pero no dejes que hagan mella en tu voluntad.

No permitas que la frustración, la tristeza o el dolor empuñen tu alma, ni tu corazón.

Tendrás deseos de regresar al punto de inicio, de abandonar tus esfuerzos porque parecieran haber perdido todo sentido.

Pero no cedas, levántate cuantas veces sea necesario, mantén tu mirada firme, siempre hacia adelante. Es tu lucha personal y vas a vencer.

Hallarás bifurcaciones, encrucijadas, otros caminos que lucen aparentemente más atractivos.
Si te desvías, corrige y rectifica. Recupera el rumbo cuantas veces sea necesario y sigue adelante.

Llegarán momentos en los que pensarás que ya todo está perdido, pero ten conciencia de que nada se perderá mientras creas en la bondad y misericordia infinita de Dios.

Él es el Amor supremo, la fuerza que predomina sobre todas las demás. Dios siempre estará presente, alentando y esperándote. 

Por más que quieras dejarlo, Él no te abandonará, porque ha dicho que te ama, y tendrá comprensión y paciencia hasta que vuelvas de nuevo por el sendero que te conduce hacia Él.

Porque Dios te ama, y no dejará que te pierdas, por más perdido que te sientas en cualquier momento.

Levántate y anda, cuantas  veces sea necesario. Nadie dijo que era un camino fácil. Toma tu cruz y sigue a Cristo.

Por más que traten de crucificar tu cuerpo, nunca podrán arrebatarte el alma, que has entregado y ya le pertenece a Dios.

Al final del camino, tu encuentro será definitivo con Dios, en su Reino de la Paz y con una nueva vida… eterna!

Y entonces, calladamente sabrás que has vencido,  ante Dios y ante todo el mundo.

Felicitaciones, has recibido la bendición de Dios para siempre.


Ante Dios no podemos rendirnos en nuestra lucha diaria por llegar y estar con Él

Macaira

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